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Ignacio Rodríguez, el caficultor que transforma el café caldense desde Anserma

En Por los Caminos de Caldas programa radial del Comité de Cafeteros de Caldas destacamos esta semana la inspiradora historia de Ignacio Rodríguez, caficultor del municipio de Anserma que no solo está revolucionando la manera de producir café en Colombia, sino que también está construyendo un modelo empresarial con impacto social y ambiental.

Ignacio es un productor de segunda generación, hijo de caficultores y apasionado por la tierra. Después de vivir en el exterior, regresó hace 14 años a Colombia para continuar el legado de su familia y fundar Embrujo, una planta procesadora de cafés especiales que hoy integra el trabajo de más de 150 pequeños caficultores de la región.

“El nombre Embrujo no es casual. Nace de esa conexión misteriosa entre la microbiología y los procesos de fermentación, que antes se veían como brujería, pero hoy son clave para desarrollar los sabores únicos de nuestros cafés”, explicó Ignacio.

Desde su planta ubicada en la vereda La Loma, y trabajando con caficultores vecinos de sectores como Aguabonita y otras zonas altas de Anserma, Embrujo ha generado oportunidades, empleo y formación técnica. Todo bajo una premisa clara, una empresa sin compromiso social y ambiental.

El camino no ha sido fácil. Ignacio ha liderado un proceso de aprendizaje técnico constante que lo ha llevado a experimentar con variedades como el bourbon rosado, el geisha y la tradicional variedad Colombia. Cada una requiere un manejo agronómico distinto, exigente y minucioso, especialmente en cuanto a nutrición, resistencia a enfermedades y técnicas de fermentación.

Fruto de este esfuerzo y experimentación, Embrujo obtuvo recientemente el segundo puesto en el concurso Yara Champions, edición 10, con un café bourbon rosado sometido a un proceso de maceración carbónica, técnica tomada de la enología que permite extraer perfiles sensoriales exóticos.

“El café con el que concursamos tenía notas a chocolate oscuro, torta de arándanos y un toque especiado. Es un café muy licorado, muy aromático”, señaló Ignacio, quien ya empieza a posicionar a Embrujo como una marca reconocida entre los amantes del café de alta calidad.

Para Ignacio, el camino de los cafés diferenciados no es solo un tema de rentabilidad. “Quien quiera hacer cafés especiales debe ser un productor especial. Esto no es solo buscar mejor precio; hay que tener pasión, porque los desafíos son muchos y la única manera de superarlos es amar lo que se hace”.

Hoy, Embrujo trilla sus cafés en el nuevo Centro de Industrialización Regional de Caldas -CIR- en el Recinto del Pensamiento, iniciativa apoyada por la Federación Nacional de Cafeteros, el Comité de Caldas y Almacafé.  También proyecta comenzar pronto el proceso de tostión en este espacio.

Ignacio extiende la invitación a conocer su planta en Anserma y a seguir apostando por un café que no sólo sabe bien, sino que nace del compromiso con la comunidad, la sostenibilidad y la excelencia.

Desde Por los Caminos de Caldas, celebramos este tipo de historias que dan cuenta de una caficultura moderna, resiliente y profundamente humana.