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Obras de infraestructura en la zona rural de Supía mejoran la calidad de vida de más de 300 familias campesinas

Más de 300 familias del municipio de Supía ya se benefician de una serie de obras que mejoran significativamente el acceso al agua potable en zona rural. Gracias a un convenio entre el Comité de Cafeteros de Caldas y la Alcaldía municipal, se construyeron tres plantas clarificadoras y dos tanques de almacenamiento de 20.000 litros, con una inversión total de 786 millones de pesos, de los cuales 80 millones fueron aportados por el Fondo Nacional del Café.
Jacobo Jiménez, ingeniero civil y profesional de proyectos del Comité, explicó que estas obras se desarrollaron en las veredas La Loma, Amoladora, San Francisco y Tosqueras, con el objetivo de mejorar la calidad del agua que consumen las familias campesinas. “Las plantas clarificadoras no solo mejoran la salud pública, sino que permiten a las familias hacer uso del agua en días de lluvia, cuando antes bajaba con alta turbidez, afectando actividades cotidianas como lavar ropa o cocinar”, señaló Jiménez.
Los tanques de almacenamiento, fabricados en fibra de vidrio, permiten regular el consumo diario de agua, especialmente en las mañanas, cuando la demanda es mayor en las zonas rurales. Este tipo de obras están diseñadas con una vida útil proyectada de 25 años, lo que garantiza su impacto a largo plazo en las comunidades.
Además del componente técnico, el Comité también realiza un acompañamiento social, con procesos de socialización y capacitación a las comunidades para asegurar el mantenimiento adecuado de las estructuras. “Nuestro compromiso no es solo con la infraestructura, sino con la vida digna de los campesinos y caficultores. Nos llena de satisfacción saber que el agua limpia llega a sus hogares todos los días”, agregó Jiménez.
Estas obras iniciaron en diciembre del 2024 y se espera que se culminen en su totalidad este año. Destacar que este tipo de obras hacen parte de la apuesta del Comité de Cafeteros de Caldas por el bienestar de las familias caficultoras y la comunidad en general, demostrando que la infraestructura en el campo es también una herramienta poderosa para el desarrollo humano.